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Negligencia y abandono

Historias

Juliette, 87, vivió con su hija, Nanette, durante los últimos 3 años. Nanette ayudaba a Juliette con sus actividades diarias, como alimentarse, bañarse y limpiar la casa. Nanette decidió mudarse con su novio a otro estado y dejó a su madre sola en la casa. Aproximadamente una semana después, la sobrina de Juliette estaba en la ciudad y pasó a visitar a su tía. Vio que el interior de la casa estaba en muy mal estado y observó que Juliette estaba mal de salud. La sobrina de Juliette contactó a Servicios de Protección del Adulto [Adult Protective Services (APS)] y la Agencia Estatal de Área para el Envejecimiento.

Kofi, 84, recibió un diagnóstico de mal de Alzheimer y se fue a vivir con la familia de su hija. A veces Kofi tenía problemas de sueño, exabruptos físicos y verbales, y comenzaba a deambular. Su hija y yerno temían que Kofi saliera de la casa y se perdiera si lo dejaban solo.  Trababan las puertas de la casa para que Kofi no pudiera salir y deambular por ahí cuando se iban a trabajar.  Una vecina notó que Kofi intentaba salir de la casa. Se comunicó con la policía local y Servicios de Protección del Adulto (APS). 

Tamara, 76, vivía sola, pero tenía dificultad para desplazarse.  Su hijo y su esposa le pidieron a Tamara que se mudara con ellos. Tamara tenía su propia habitación en el segundo piso y se quedaba allí la mayor parte del tiempo.  No podía usar las escaleras con facilidad.  Su hijo y nuera viajaban con frecuencia por trabajo y a veces no le daban suficiente comida y agua.  Tampoco la aseaban correctamente ni limpiaban su habitación de manera habitual.  Un día Tamara se mareó y quedó débil y desorientada, entonces su hija la llevó al hospital. El personal del hospital determinó que estaba deshidratada, desaliñada y claramente sucia.  Le preguntaron sobre los cuidados que recibía, pero Tamara dijo que la cuidaban bien.   No obstante, según lo exigido por ley, el personal del hospital informó la sospecha de negligencia a Servicios de Protección del Adulto (APS).

Clarence, 79, invitó a sus dos hijos adultos a mudarse con él para no estar solo después de que su mujer falleció. Poco tiempo después los hijos lo mandaron a vivir en el cobertizo y le bloquearon la entrada a la casa. A veces, sus hijos le dejaban comida afuera para que comiera. Ocasionalmente, le daban una palangana de agua fría y una toallita. Cuando uno de los vecinos de Clarence notó que Clarence aparentemente vivía en el cobertizo, llamó a Servicios de Protección del Adulto (APS) de manera anónima e informó lo que había visto. Luego decidió que Clarence podía necesitar ayuda inmediata entonces llamó a la policía para que hiciera una verificación de bienestar.

Henrietta, 88, requería un custodio designado por ley por discapacidades combinadas físicas y mentales que la dejaban parcialmente incapacitada.  Su sobrina, Roberta, fue designada como custodia de Henrietta.  Roberta visitó algunas veces a Henrietta en su casa, pero luego no volvió a regresar ni realizó arreglos para su cuidado.  Un vecino notó la falta de actividad en la casa de Henrietta.  El vecino golpeó a la puerta, pero no logró que Henrietta contestara, por lo que llamó a las fuerzas del orden público para que realizaran una verificación de bienestar y a Servicios de Protección del Adulto (APS).

June, 73, sufrió una lesión cerebral grave.  Al principio podía cuidarse sola, pero cuando empeoró, un tribunal designó a Sam como su curador legal para que la asistiera.  Él vio dos veces a June en los primeros seis meses, pero no regresó a verla ni hizo arreglos para su cuidado.  Falsificó informes ante el tribunal declarando que veía a June cada tres meses.  Como resultado, nadie supo que June estaba viviendo sola sin la ayuda de Sam.  June no podía recordar que tenía que limpiar la casa y la basura no se había sacado en muchos meses.  Debido al deterioro de la casa, June recibió la visita de un funcionario de salud del condado, que se dio cuenta de que June estaba muy frágil.  El funcionario de salud del condado estaba obligado a presentar informes y llamó a Servicios de Protección del Adulto (APS). APS le pidió al tribunal que designara un nuevo curador.

 

¿Le sucedió esto a usted o algún conocido?

  • ¿La persona que debería llevarlo(a) al mercado o a tiendas o a un lugar de culto ha dejado de hacerlo?
  • ¿La persona que debería ayudar con las tareas domésticas o con cocinar o darle de comer ha dejado de ayudarle? 
  • ¿La persona que debería ayudarle a ir al médico, o a tomar los medicamentos en los horarios o en las cantidades correctas, o a obtener lentes o dentaduras ha dejado de ayudarle?
  • ¿La persona que debería ayudarle a ducharse o bañarse, o entrar y salir de la cama, o vestirse o ir al baño ha dejado de ayudarle? 
  • ¿La persona que debería ayudarle a pagar sus cuentas o administrar su dinero ha dejado de ayudarle? 
  • ¿Alguien lo(a) ha dejado solo o abandonado en su hogar o cualquier otro lugar por un período largo? 

Las señales de advertencia de la negligencia incluyen:

  • Deshidratación, desnutrición, llagas sin tratar e higiene personal deficiente
  • Problemas de salud sin atender o tratar
  • Condiciones de vida/acomodaciones peligrosas o poco seguras (por ejemplo, cableado inadecuado, ausencia de calefacción o agua corriente)
  • Condiciones poco higiénicas y sucias (por ejemplo, suciedad, pulgas, piojos en la persona, ropa de cama sucia, olor a material fecal/orina, ropa inadecuada)
  • Queja del anciano de que está siendo objeto de negligencia
  • La deserción de un anciano en un hospital, un hogar de ancianos u otra institución similar
  • La deserción de un anciano en un centro comercial u otro lugar público
  • Queja del anciano de que ha sido abandonado