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National Drug Intelligence Center.

NATIONAL DRUG INTELLIGENCE CENTER

Título:

Boletín Informativo:
Las Drogas Ilícitas y la Juventud

 

Fecha de publicación: July 2004

Identificación del documento: 2004-L0508-004

Archivado: enero 2006 Este documento puede contener información anticuada, hecha disponible para proporcionar acceso a material histórico.

Este boletín de información habla del abuso de las drogas ilícitas a la juventud.

Nos agrada recibir sus preguntas, comentarios, et sugerencias para el futuro. Véase las direcciones más abajo.

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Sello del U.S. Department of Justice.


                       

Índice

Introducción

Antecedentes

Iniciación al Consumo

Consumo

Tendencias

 

Consecuencias

Influencias

Educación

Perspectivas

Fuentes


Lista de Cuadros

Cuadro 1. El Consumo de Cualquier Droga Ilícita entre los Estudientes de Octavo, Décimo, y Duodécimo Grado (%) en el Último Año

Lista de Cartas

Diagrama 1. Las Tendencias a Largo Plazo sobre la Oferta de la MDMA Percibida por los Alumnos del Duodécimo Grado (%)
Diagrama 2. El Consumo de Marijuana entre adolescentes qui Afirman Haber Visto o Oído Mensajes Contra la Droga (%)


Collage fotográfico mostryo jóvenes, píldoras, y otros objetos usados comúnmente como inhalantes.
Cover photo ©Stockbyte

 

Introducción

El consumo de drogas ilícitas entre la gente joven en los Estados Unidos es una de las mayores preocupaciones de los padres, las escuelas, las comunidades, y las autoridades de todo el país. El consumo global de drogas entre los jóvenes, tras haber alcanzado un nivel máximo en 1979, descendió a un ritmo constante durante la década de los 80, antes de volver a aumentar entre 1992 y 1997. Desde entonces el consumo por este sector de población se ha estabilizado, aunque con cierta tendencia a la baja; específicamente, los niveles de consumo del tabaco y el alcohol (los cuales son ilegales para los menores), los inhalantes, la marihuana, el LSD (la dietilamida del ácido lisérgico), la cocaína, la heroína, y la metanfetamina no han cambiado, aunque en la actualidad son sensiblemente superiores a los de la década de los 80.

Una excepción a esta tendencia general es la MDMA (3,4-metilenedioximetanfetamina), o éxtasis, cuyo consumo se ha extendido rápidamente en todo el país y sigue creciendo. Las consecuencias del importante consumo global de drogas también aumentan, lo cual se confirma en el número creciente de ingresos en salas de emergencia y admisiones a tratamiento por consumo de drogas, sobre todo por los que gozan de más popularidad entre los consumidores jóvenes, tales como la marihuana y las drogas de club (o de síntesis) MDMA y GHB (gamma-hidroxibutirato).

Los jóvenes que usan drogas se ven afectados por muchos factores que pueden influirles negativamente, entre ellos, los amigos y parientes que utilizan o venden drogas o no prohiben enérgicamente su consumo. No obstante, se puede superar esta influencia nefasta si los padres, las escuelas, las comunidades, y las autoridades trabajan de forma conjunta para educar a los jóvenes sobre los peligros de las drogas ilícitas, supervisar de cerca sus actividades y comportamientos, y alentarles a evitar o abandonar el consumo de drogas.

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Antecedentes

Desde hace mucho tiempo, las autoridades del orden y las de la salud pública a nivel federal, estatal, y local hacen hincapié en reducir el consumo de drogas entre los jóvenes del país. A este fin, el gobierno de los Estados Unidos vigila el consumo de drogas entre los jóvenes mediante tres encuestas que son representativas de la nación en general: el National Household Survey on Drug Abuse (NHSDA) (Encuesta Nacional de los Hogares acerca del Abuso de Drogas), el estudio Monitoring the Future (MTF) (Vigilancia del Futuro), y el Youth Risk Behavior Survey (YRBS) (Encuesta acerca de los Comportamientos de Riesgo de los Jóvenes). Éstos tienen diferencias importantes de metodología ya que el NHSDA es una encuesta domiciliaria, mientras que el MTF y YRBS se efectúan en las escuelas. Es más, NHSDA y MTF sólo recogen datos sobre el consumo de drogas anualmente, mientras que YRBS se realiza dos veces al año y hace un seguimiento de varios comportamientos de riesgo para la salud, uno de los cuales es el consumo de drogas. A pesar de las diferencias anteriores y otras, los indicadores a nivel nacional muestran tendencias sorprendentemente parecidas, particularmente entre los jóvenes, en cuanto al consumo de drogas.

En 2001, el National Drug Intelligence Center (NDIC) (Centro Nacional de Inteligencia Antidrogas) elaboró un cuestionario sobre el consumo de drogas entre adolescentes como parte de su investigación al respecto y para añadir datos al nivel local a los ya obtenidos al nivel nacional. Éste es un trabajo de investigación práctica que realizaron telefónicamente 300 especialistas en el tratamiento de adictos de todo el país, y consta de aproximadamente 30 preguntas que tratan de temas amplios, desde el tipo de drogas que se consumen y la forma de conseguirlas hasta las consecuencias de ese consumo. Las respuestas al cuestionario no son representativas de toda la población, sino que dan datos anecdóticos que, juntos con la información de los consumidores y las autoridades del orden, contribuyen a mostrar el consumo de drogas entre los adolescentes desde varias perspectivas.

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Iniciación al Consumo

Las estadísticas sobre el consumo en relación con la edad indican que los jóvenes suelen experimentar primero con el tabaco, el alcohol, los inhalantes, y la marihuana. La edad de iniciación a cada una de estas substancias es menor que la correspondiente a las otras drogas ilícitas. Según los últimos datos del NHSDA, la edad media de inicio en el consumo del tabaco se sitúa en los 15,4 años; del alcohol en los 16,3; de los inhalantes en los 16,4; y de la marihuana en los 17,0. Este último dato coincide con los de otros estudios que muestran que la mayoría de los jóvenes que empiezan a consumir la marihuana ya han experimentado con el tabaco o el alcohol o los dos y que algunos inclusive han probado los inhalantes. Es más, el consumo de estas drogas es sensiblemente superior al de las otras drogas ilícitas específicas. Por ejemplo, los datos aportados por NHSDA en el año 2000 muestran que en el intervalo de edad que comprende entre los 12 y 17 años, el porcentaje de los que declaran haber consumido el tabaco al menos una vez en la vida es del 34,6 por ciento, del 41,7 por ciento respecto al alcohol, del 8,9 por ciento respecto a los inhalantes, y del 18,3 por ciento respecto a la marihuana/el hachís. Estas cifras son muy superiores al 3,6 por ciento con respecto al LSD, que es la siguiente droga de más consumo.1

El estudio del MTF también muestra consumos notablemente superiores de estas sustancias de consumo inicial entre los estudiantes de los grados octavo, décimo, y duodécimo, sobre todo cuando se trata de los consumidores más jóvenes. Según los datos del MTF de 2001, entre los estudiantes de octavo grado el consumo al menos una vez en la vida fue del 36,6 por ciento para el tabaco, del 50,5 por ciento para el alcohol, del 17,1 por ciento para los inhalantes, y del 20,4 por ciento para la marihuana/el hachís--sensiblemente superiores al 5,2 por ciento de la siguiente droga más consumida, la MDMA.

Los datos procedentes de YRBS de 1999, el cual estudia el comienzo del comportamientos de riesgo respecto al tabaco, alcohol, y marihuana (pero no incluye los inhalantes) guardan relación con los del NHSDA y MTF. A nivel nacional, el 24,7 por ciento de los estudiantes de la escuela secundaria afirma haber fumado un cigarrillo, un 32,2 por ciento haber tomado bebidas alcohólicas, y un 11,3 por ciento haber probado la marihuana antes de cumplir los 13 años. Para las tres sustancias, los niveles de experimentación entre los varones eran más elevados que entre las mujeres.

Los datos aportados por el NHSDA en el 2000 indican que sin duda el uso del tabaco y el alcohol por parte de los jóvenes se vincula a una mayor probabilidad de futuro consumo de drogas ilícitas. Durante ese año, el 42,7 por ciento de los varones de 12 a 17 años que fumaban cigarrillos declararon consumir drogas ilícitas en ese momento, frente a sólo un 4,6 por ciento entre los no fumadores. Por otra parte, el 65,5 por ciento de los bebedores habituales en el mismo grupo de edad manifestaron consumir drogas en ese momento, frente al 4,2 por ciento entre los abstemios.2

Conforme envejecen los consumidores jóvenes, el consumo suele incrementarse, alcanzando su nivel máximo entre las edades de 18 y 20 años, según los datos de NHSDA en el 2000. Durante este período, muchos jóvenes que consumían el tabaco, el alcohol, los inhalantes, o la marihuana dan el salto y empiezan a usar otras drogas ilícitas. Las edades medias de inicio en el consumo de otras drogas son: los 18,6 años para los alucinógenos; los 19,5 años para la cocaína; los 19,5 años para los calmantes; los 19,6 años para los estimulantes; los 19,8 años para la heroína; y los 20,0 años para la metanfetamina.3

Los especialistas en el tratamiento de los adictos, en sus datos anecdóticos acerca de la edad de iniciación al consumo de drogas ilícitas y al tipo específico de las mismas, difieren algo del nivel nacional. Por ejemplo, la mayoría abrumadora de los especialistas que respondieron al cuestionario del NDIC declararon que aparte del alcohol, la marihuana es la primera droga que prueban los adolescentes. El tabaco era la segunda respuesta más frecuente, seguida por los inhalantes y los medicamentos prescritos. Por otra parte, según los encuestados, la edad de iniciación era menor que la que indican otros estudios, por lo general entre los 10 y 14 años, aunque algunos mencionaron los 8 y 9 años, particularmente cuando se trataba de la marihuana o los inhalantes. Dado que estos especialistas suelen ver a jóvenes adictos, sus datos acerca de la edad de iniciación al consumo podrían diferir de los de la población juvenil en general.

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Consumo

Según los indicadores de la demanda a nivel nacional, el consumo global de drogas entre los adolescentes se ha estabilizado, aunque con cierta tendencia a la baja. Según el NHSDA del 2000, el consumo durante el último año de cualquier droga ilícita entre los jóvenes de 12 a 17 años descendió y pasó del 19,8 por ciento en 1999 al 18,6 por ciento en el 2000. No obstante, el consumo al menos una vez en la vida sigue siendo muy alto. En 2000, el 26,9 por ciento de los jóvenes entre 12 y 17 años declararon haber consumido drogas ilícitas al menos una vez en la vida, de los cuales un 18,3 por ciento habían consumido la marihuana/el hachís; un 10,9 por ciento medicamentos prescritos, y un 5,8 por ciento alucinógenos. Estas cifras han experimentado pocos cambios si se comparan con el año anterior cuando fueron del 27,6 por ciento, 18,7 por ciento, 10,9 por ciento, y 5,7 por ciento, respectivamente.

Asimismo, el estudio de MTF indica que el consumo durante el último año entre los alumnos de octavo, décimo, y duodécimo grado se mantuvo estable entre el 2000 y el 2001 (véase el cuadro). Los cambios registrados para los de décimo y duodécimo grado no fueron importantes y la cifra del consumo al menos una vez en la vida sigue siendo alta. Es más, de este estudio también se deduce que en el 2001 un 53,9 por ciento de los estudiantes del duodécimo grado (último año de la enseñanza secundaria) habían consumido drogas ilícitas al menos una vez en la vida. Casi la mitad de estos alumnos, el 49,0 por ciento, declararon haber consumido marihuana alguna vez, el 11,7 por ciento MDMA, el 10,9 por ciento LSD, el 8,2 por ciento cocaína, y el 6,9 por ciento metanfetamina.

Cuadro 1. El Consumo de Cualquier Droga Ilícita entre los Estudientes de Octavo, Décimo, y Duodécimo Grado (%) en el Último Año

  1997 1998 1999 2000 2001
Octavo Grado 22,1 21,0 20,5 19,5 19,5
Décimo Grado 38,5 35,0 35,9 36,4 37,2
Duodécimo 42,4 41,4 42,1 40,9 41,4

Fuente: The Monitoring the Future Study, 2001.

Los datos aportados por el YRBS de 1999 coinciden hasta cierto punto con los del MTF con respecto al consumo al menos una vez en la vida. A nivel nacional, un 47,2 por ciento de los estudiantes de la escuela secundaria (del noveno grado al duodécimo) habían consumido marihuana al menos una vez en la vida, un 9,5 por ciento cocaína, y un 9,1 por ciento metanfetamina.

Al responder al cuestionario del NDIC sobre el consumo de drogas entre adolescentes, los especialistas en el tratamiento de adictos concordaron con los indicadores nacionales de demanda, ya que de nuevo consideraron que la marihuana es la droga por excelencia de los adolescentes. También mencionaron la metanfetamina, la MDMA, la cocaína, los alucinógenos, los medicamentos prescritos (OxyContin, Valium, Xanax, otras benzodiazepinas), y además de los inhalantes.

La información acerca de dónde y cuándo los jóvenes usan drogas es algo más difícil de conseguir que la relacionada con el número de consumidores y la frecuencia del consumo. Las fuentes como las encuestas juveniles y las autoridades del orden dan a entender, sin embargo, que las drogas están todavía muy presentes en las escuelas de todo el país. Por ejemplo, los resultados de YRBS de 1999 muestran que al 30,2 por ciento de los alumnos de la escuela secundaria se les había ofrecido, vendido, o dado una droga ilícita en el recinto escolar en los 12 meses precedentes a la encuesta. Los varones tenían mayor probabilidad (34,7%) de haber estado en estas situaciones que las mujeres (25,7%).

Un informe más reciente del National Center on Addiction and Substance Abuse (CASA) (Centro Nacional sobre la Adicción y el Abuso de Sustancias Psicoactivas) de la Universidad Columbia, llevado a cabo en el 2001, indica que el 60 por ciento de los estudiantes del segundo ciclo de la enseñanza secundaria y el 30 por ciento de los del primer ciclo declararon que se consumen, guardan, y venden drogas en sus centros escolares. Es más, según los datos aportados por una encuesta del NDIC del mismo año, la National Drug Threat Survey (NDTS) (Encuesta Nacional sobre la Amenaza de las Drogas), algunas autoridades del orden locales y estatales de Arizona, California, Connecticut, Kentucky, Maine, Maryland, Minnesota, Nueva York, Pennsylvania, Rhode Island, Texas, y Utah consideran que en las escuelas de sus jurisdicciones ha habido un incremento en la oferta.

A pesar de esto, la mayoría de los datos muestran que la gente joven suele consumir drogas los fines de semana y después de las clases durante las tardes en los días de escuela. Los datos con respecto al año escolar 2000-2001 del Parents’ Resource Institute on Drug Education (PRIDE) (Instituto de Recursos para las Familias sobre la Educación acerca de las Drogas) indican que el consumo entre los jóvenes es generalmente más alto los fines de semana y después de la escuela. Entre los estudiantes del sexto al duodécimo grado que respondieron a la encuesta de PRIDE, el consumo de marihuana, cocaína, y alucinógenos era mas frecuente los fines de semana. El 28,5 por ciento de los alumnos del duodécimo grado afirmaron consumir marihuana los fines de semana, frente al 12,4 por ciento que declararon usarla después del horario escolar, y el 7,9 por ciento que dijeron hacerlo antes de las clases. Pero el consumo de los inhalantes parece que se reparte con más regularidad a lo largo del día que el de las sustancias antedichas; en efecto, los alumnos declararon que consumían tantos o más inhalantes en la escuela que después de las clases.

La mayoría de los especialistas en el tratamiento de las adicciones que respondieron al cuestionario del NDIC también manifestaron que los adolescentes consumen drogas por las tardes después de las clases y los fines de semana, aunque varios dijeron que el consumo también es frecuente antes de la escuela y durante la hora del almuerzo.

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Tendencias

Según el estudio de MTF, una de las tendencias más destacadas de los últimos años es el aumento apreciable del consumo de MDMA entre los alumnos de octavo, décimo, y duodécimo grado durante el período de 1998 a 2000. Por ejemplo, durante ese período el consumo en el último año pasó del 3,6 al 8,2 por ciento entre los alumnos del duodécimo grado. Aunque ese incremento en el consumo se desaceleró del 2000 al 2001, alcanzando el 9,2 por ciento entre los del duodécimo grado, los datos del mismo estudio confirman que los adolescentes consideran que la oferta de MDMA es cada vez mayor (véase el gráfico). Puede que esta percepción sea errónea, pero la idea en sí podría convencer a algunos adolescentes de que el consumo de MDMA es algo normal, aumentando así la probabilidad de que la prueben. Por otra parte, los datos aportados por el MTF muestran por segundo año consecutivo que el consumo de MDMA es más frecuente entre los adolescentes que el de la cocaína.

Diagrama 1. Las Tendencias a Largo Plazo sobre la Oferta de la MDMA Percibida por los Alumnos del Duodécimo Grado (%)

Diagrama de barras mostrando el porcentaje de estudiantes cursando el duodécimo grado que encuentras que la accesibilidad al MDMA va en aumento.

Source: The Monitoring the Future Study, 2001.

Asimismo, los datos aportados por el Partnership Attitude Tracking Study (PATS) (Asociación para el Seguimiento de Actitudes) de 2001 demuestran que el porcentaje de adolescentes que había usado la MDMA al menos una vez en la vida aumentó a más del doble entre 1995 y el 2001, pasando del 5,0 por ciento al 12,0 por ciento, y ahora iguala los niveles de consumo de la cocaína, el crack, y la LSD y sobrepasa los de la heroína. Según la Partnership for a Drug-Free America (Asociación para un País sin Drogas), uno de los factores que contribuye a la tendencia al alza en el consumo de MDMA es la percepción entre los jóvenes de que esta sustancia es "sólo un poco más peligrosa" que el tabaco, el alcohol, los inhalantes, y la marihuana.

El crecimiento rápido en todo el país del consumo del éxtasis (la MDMA) se manifestó en las respuestas al cuestionario del NDIC. Cuando se les preguntó a los especialistas en el tratamiento de adicciones cuáles drogas consumen los adolescentes actualmente que no estaban disponibles antes en su comunidad, la respuesta más frecuente era el éxtasis. Otras sustancias mencionadas fueron la heroína, los medicamentos prescritos (principalmente el OxyContin), el GHB, la metanfetamina (incluida la metanfetamina cristalina), el crack, y los alucinógenos. Por otra parte, algunas autoridades del orden estatales y locales de Colorado, Connecticut, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Georgia, Kansas, Minnesota, Montana, Nebraska, Nueva Jersey, Tennessee, y Wisconsin declararon en la NDTS de 2001 que la MDMA acababa de aparecer en su zona o había aparecido en el transcurso del año anterior.

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Consecuencias

Las consecuencias del consumo precoz de drogas se ven en el gran número de jóvenes que tienen que tratarse de adicción o que necesitan asistencia médica urgente. El 1999 Treatment Episode Data Set (TEDS) (Conjunto de Datos de Episodios de Tratamiento) muestra que el 47 por ciento de las admisiones por abuso de marihuana a los centros de tratamiento que reciben fondos públicos tenían menos de 20 años de edad. Entre las admisiones primarias para marihuana, el 57 por ciento habían tenido su primer contacto con la marihuana antes de los 14 años y el 92 por ciento antes de los 18. Los adolescentes entre 15 y 19 años conformaron el 53 por ciento de las admisiones por adicción a los alucinógenos en 1999.

Los datos pertinentes al 2000 muestran que, en el 31 por ciento de los ingresos en las salas de emergencia de la Drug Abuse Warning Network (DAWN) (Red de Advertencia sobre el Abuso de Drogas), se trataba de pacientes de 25 años de edad o menos. Además, por lo menos el 80 por ciento de las menciones para LSD, MDMA, y Rohypnol, el 70 por ciento para la ketamina, y el 60 por ciento para el GHB eran del mismo grupo de edad. Los datos de DAWN indican también que entre 1990 y el 2000 las menciones para la marihuana/el hachís aumentaron en un 622 por ciento en el grupo entre 12 y 17 años de edad.

El consumo del alcohol o de cualquier droga da lugar a que las inhibiciones se repriman; en consecuencia, son más frecuentes los comportamientos arriesgados que ponen en peligro la salud del consumidor, por ejemplo, el contacto sexual que hace posible la transmisión de enfermedades venéreas. Según los resultados del YRBS de 1999, un 24,8 por ciento de los estudiantes sexualmente activos en el momento de participar en la encuesta habían consumido drogas o alcohol la última vez que tuvieron relaciones sexuales, con una tendencia mucho más pronunciada entre los hombres (el 31,2%) que entre las mujeres (el 18,5%).

Un estudio de CASA en 1999, en el que se analizaba la muestra de 1997 del YRBS, mostró que el 63 por ciento de los alumnos de la escuela secundaria que consumían alcohol decían haber tenido relaciones sexuales, frente al 26 por ciento de los abstemios. Es más, el 72 por ciento de los adolescentes que usaban drogas decían haber tenido relaciones sexuales, frente al 36 por ciento de los que decían no haber consumido nunca drogas. El estudio de CASA también indica que las adolescentes que consumen drogas o alcohol tienen más probabilidades de tener relaciones sexuales precoces y parejas múltiples, además de correr mayor riesgo de quedarse embarazadas o sufrir enfermedades de transmisión sexual.

Cuando se les preguntó a los especialistas en el tratamiento de las adicciones en el cuestionario del NDIC cuáles eran las consecuencias del consumo de drogas entre los adolescentes, las que se mencionaron frecuentemente fueron problemas con la ley (arrestos, violencia, actividades criminales) y de salud (visitas a las salas de emergencia, embarazos, suicidios) así como malas relaciones con su familia o en su vida social. No obstante, la respuesta más frecuente era el fracaso escolar, el cual consistía en ausentismo escolar, copiar en los exámenes, notas bajas, dificultades del comportamiento, expulsión del centro escolar, y abandono de los estudios.

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Influencias

El conocimiento y las impresiones de los jóvenes acerca de las drogas ilícitas se ven afectados de forma positiva y negativa por muchos factores, entre ellos los amigos, los coetáneos, los parientes, la televisión y los otros medios de comunicación. Los datos de NHSDA muestran que un número importante de jóvenes, el 17 por ciento para ser exactos, consumirían marihuana actualmente si sus amigos--sin importar cuántos--la consumían, frente al 0,5 por ciento de los que declaraban que ninguno de sus amigos la usaban. Por otra parte, los jóvenes que conocían a adultos que usaban la droga estaban nueve veces más predispuestos a ser consumidores actuales que los que no conocían a ninguno.

Es más, las respuestas al cuestionario del NDIC indican que muchos adolescentes aprenden a consumir drogas, e inclusive a conseguirlas, de los amigos, coetáneos, parientes, y padres. Los medios de comunicación también parecen desempeñar un papel al respecto ya que algunos participantes mencionaron ciertos servicios noticieros populares, en los cuales se informa sobre las drogas con tanto detalle que enseñan a la juventud a administrárselas.

Desgraciadamente, muchos padres no se dan cuenta o no están convencidos del efecto positivo que pueden tener para evitar que sus hijos consuman drogas. Según un informe de la Office of National Drug Control Policy (ONDCP) (la Oficina de la Política Nacional sobre el Control de Drogas) de 2001, solamente el 52,0 por ciento de los padres de niños de 12 a 13 años creen que la vigilancia de sus hijos podría reducir la probabilidad de que estos consuman drogas. No obstante, la información de PATS del 2001 da idea de que, según los jóvenes, uno de los impedimentos más importantes para que consuman marihuana es el disgusto de los padres. Más de las dos terceras partes (el 66,0%) de los adolescentes mencionaron esto hecho en el estudio y el porcentaje se ha mantenido constante durante los últimos años.

Los datos del PRIDE para el año escolar 2000-2001 también coinciden en que los padres pueden tener una influencia positiva sobre el consumo de drogas entre sus hijos. El consumo era más bajo entre los alumnos del sexto a duodécimo grado cuando sus padres les hablaban "mucho" sobre las drogas ilícitas (el 18,8%), frente a los jóvenes cuyos padres mencionaban este tema rara vez (el 28,4%) o nunca (el 34,5 %).

Los resultados de una encuesta hecha por CASA en el 2000 corroboran estas conclusiones. Esta encuesta relacionaba el riesgo que corre el adolescente de caer en el consumo de drogas ilícitas con 12 comportamientos que el mismo adolescente atribuía a sus padres, entre ellas, vigilar los medios de comunicación, mantenerse al corriente de su rendimiento escolar, estar enterado de sus idas y venidas después de la escuela y durante los fines de semana, y desaprobar el consumo de drogas. La encuesta de CASA indica que los adolescentes cuyos padres supervisan esas actividades tienen un 25 por ciento menos probabilidad de fumar, beber, y consumir drogas ilícitas.

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Educación

Las actitudes afectan al comportamiento, y las campañas nacionales de educación sobre las drogas llevadas a cabo durante muchos años podrían haber tenido algún efecto en las actitudes de los jóvenes acerca del consumo de drogas. El consumo global de drogas se redujo desde mediados de los 80 hasta principios de los 90, período en el cual hubo varias campañas contra la droga, como Drug Abuse Resistance Education (D.A.R.E.) (Educación para Resistir el Abuso de Drogas) y Just Say No (Sólo diga que no). Sin embargo, el consumo ha vuelto a aumentar desde principios a mediados de los años 90, durante los cuales se diseminaban mensajes contradictorios sobre las drogas. Algunos de éstos presentaban las drogas como una opción a la elegancia y al encanto.

La National Youth Anti-Drug Media Campaign (Campaña Nacional de los Medios de Comunicación contra el Consumo de Drogas por la Juventud), puesta en marcha por la ONDCP en enero de 1998, parece haber tenido un efecto en las actitudes de los jóvenes, especialmente en cuanto al consumo de marihuana, su objetivo principal. Aunque los estudios sobre la frecuencia del consumo no están hechos para evaluar la eficacia de la campaña y la evaluación definitiva no se ha terminado todavía, algunos datos indican que tuvo un efecto positivo. Por ejemplo, según los datos de NHSDA del 2000, el 81,9 por ciento de los jóvenes de 12 a 17 años habían visto o habían oído fuera de la escuela un mensaje de alguna campaña de prevención en el último año. Por otra parte, PATS del 2001 indica que el encuentro frecuente con los mensajes contra las drogas da lugar a porcentajes más bajos de consumo entre los jóvenes: al menos una vez en la vida (el 38,0%), en el último año (el 30%), o actualmente (el 19%), en comparación con los que ven menos esos mensajes. (Véase el cuadro.)

Diagrama 2. El Consumo de Marijuana entre adolescentes qui Afirman Haber Visto o Oído Mensajes Contra la Droga (%)

Diagrama de barras mostrando el porcentaje de adolescentes entrevistados que usan marihuana y que también afirman haber visto o oído mensajes antidrogas.

Por el contrario, el consumo de MDMA, droga que no se había incluido específicamente en la campaña original, ha aumentado desde 1998. Para responder a esta situación, la primera campaña de prevención nacional que se enfoca en prevenir el uso de esa sustancia comenzó en febrero del 2002. Se dirige a educar a los padres además de a los adolescentes y consiste en anuncios en los medios de comunicación escritos y televisivos que informan acerca de verdaderos peligros que comporta el consumo de la MDMA, con el fin de que deje de considerársela una droga inocua.

En el otoño del 2001, el programa D.A.R.E., por su parte, elaboró un nuevo plan de estudios que se puso en marcha en ciertas regiones. Este plan va ahora dirigido a estudiantes de más edad: en lugar de ser para los alumnos del quinto grado será para los del séptimo, y agregará un programa complementario para los del noveno grado. Para contrarrestar la crítica de que algunos programas educativos dan a entender que el consumo de drogas es incluso más corriente que en la realidad, lo que alienta a los jóvenes a verlo como algo normal, el nuevo programa de D.A.R.E. permite que los alumnos se opongan a las normas sociales vigentes mediante el debate con sus compañeros.

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Perspectivas

Aunque el consumo global de drogas entre los jóvenes se mantiene relativamente estable, incluso con cierta tendencia a la baja, el consumo de drogas continúa siendo bastante alto en los Estados Unidos. Sin embargo, las consecuencias del consumo en nuestra juventud y la amenaza continua de que surjan nuevas drogas exigen esfuerzos constantes.

Mientras la gente joven tenga acceso a las drogas, la educación para prevenir su consumo debe ser una prioridad de las autoridades, los servicios de policía, las escuelas, y también de las familias. Solamente gracias a las advertencias contra el consumo de drogas ilícitas por parte de la familia, los amigos, las escuelas, y los gobiernos, además de los esfuerzos (debidamente apoyados) de los propios jóvenes por no consumirlas, se podrá reducir sensiblemente el uso de las drogas entre los adolescentes.

  

Fuentes

Centers for Disease Control
     Youth Risk Behavior Survey

University of Michigan
     Monitoring the Future Study

National Center on Addiction and Substance Abuse at Columbia University

NDIC National Drug Threat Survey responses

NDIC Teen Drug Use Questionnaire responses

Office of National Drug Control Policy

Parents' Resource Institute on Drug Education

Partnership for a Drug-Free America
     Partnership Attitude Tracking Study

Substance Abuse and Mental Health Services Administration
     Drug Abuse Warning Network
     National Household Survey on Drug Abuse
     Treatment Episode Data Set


1. El uso al menos una vez en la vida (lifetime use) se define como el consumo de una droga al menos una vez en la vida del consumidor; el uso en el último año (past year use) como el consumo al menos una vez en los 365 días anteriores; el uso actual (current use) como el consumo al menos una vez en los 30 días anteriores.

2. NHSDA define el consumo habitual del alcohol como cinco bebidas o más consumidas en la misma ocasión en cada uno de 5 días o más en los últimos 30 días.

3. Incluye el consumo indebido de cualquier calmante o estimulante de venta con receta, pero no abarca los medicamentos que se pueden conseguir sin receta.

 


Direcciones

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319 Washington Street, 5th Floor
Johnstown, PA 15901

Teléfono: (814) 532-4601
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Email NDIC.Contacts@usdoj.gov

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FAX (703) 556-7807

 

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